Tres generaciones dedicadas a la construcción
En 1968 Blas San Miguel recorría diariamente con su Montesa el corto trayecto que une los pueblos de Hita y Taragudo en Guadalajara para trabajar como ayudante de un albañil que estaba haciendo unas casas allí.
Un trayecto de apenas 10 minutos, pero que servía día a día para proyectar una inquietud que le llevaría pocos años más tarde a encabezar su propia empresa de construcción con 10 empleados. Pero lo más importante, forjó un estilo propio de hacer las cosas, construcciones con una fuerte presencia y un amor por los detalles de calidad y precisión en la ejecución.
Dos generaciones después la personalidad y la calidad siguen siendo la seña y distintivo de Construcciones Blas San Miguel, lo que hace reconocible nuestros proyectos a simple vista.
